Experto en Periodismo Turístico...






Los Turidistas nos comunicamos con él y muy amablemente aceptó respondernos algunas preguntas.


1. ¿Qué define usted por periodismo turístico?

No lo sé, en verdad. No sé si existe el periodismo turístico porque si así fuera habría infinitos tipos de periodismo: educacional, de salud… Como frentes informativos pueden existir. Hay algunos que sí se han asentado como el periodismo económico, deportivo o el institucional, pero creo que el turístico por ahora no y depende de cómo se lo enfoque podrá ser parte del periodismo cultural o económico.

Si vemos lo que se escribe en revistas como Domingo (EM) o en La Tercera, allí hay relatos que no siempre son periodísticos ni están escritos por periodistas. Cronista de viajes puede ser cualquiera que viaje y escriba bien.

2. ¿Qué lo motivó a estudiar periodismo y, además, especializarse en turismo?

Estudié periodismo porque me interesaban las comunicaciones a través de los medios masivos y me interesaba especialmente la información y la interpretación y análisis en periodismo. También soy de la escuela que cree que el periodismo debe contribuir a mejorar la sociedad, a cambiarla, a ser la voz de los que no la tienen. No soy de los que creen en la existencia de un periodismo objetivo, neutro, imparcial. Todo medio tiene (implícitamente o no) una línea editorial y ésta refleja su ideología, sus valores, sus intereses, sus relaciones con el Poder.

La especialización en turismo respondió a una adecuación laboral porque entré a trabajar a una universidad pública (como tiempo parcial) que me ofrecía horas de clase en turismo (y no en periodismo). Me pareció que hacía falta gente más preparada en Turismo y se dio la casualidad de que se ofrecía allí un magíster con una mención en Geografía y Planificación Turística.

3. ¿Cree que es necesario pertenecer a una asociación de Periodistas Turísticos para ejercer la especialización de manera cabal? ¿Pertenece usted a alguna?

No, como en general no es necesario ser miembro de una sociedad de escritores para escribir o de pintores para pintar, etc. Pero esta pertenencia puede ayudar en algunos casos. A veces puede ayudar en cuanto a redes, contactos para especializarse, para mejorar el trabajo. Y a veces uno puede hacer un aporte al colectivo. Generalmente se pregunta: ¿qué gano yo con entrar a…? Y también es válido preguntarse: ¿en qué puedo yo aportar a…?

No pertenezco a ninguna asociación de periodistas, salvo el Colegio Nacional de la orden.

4. ¿Cuál es el mensaje y el objetivo que desea alcanzar a través de su libro “Turismo en Chile”?

Me interesa que quienes estudian turismo sepan que esta actividad tiene una historia, ya larga, que viene mucho antes de la creación de SERNATUR en 1975. Había leído varias tesis de grado de estudiantes de turismo y siempre que se hacía alguna mención a la parte histórica era sobre turismo en otros países, lo típico de James Cook y su viaje en 1769, pero no había ninguna referencia a Chile y su historia del turismo.

También quería mostrar lo complejo que es el turismo, sus diversos componentes, sus diversos enfoques, sus abordajes diversos desde las ciencias.

Había mucha información dispersa sobre turismo en Chile, pero faltaba reunirla en un documento único, y lo mejor era un libro.

Para el público en general, hay mucha información pero creo que la que puede ser más interesante tiene que ver con los relatos de los antiguos cronistas que visitaron Chile (siglos XVI en adelante) porque nos dan una visión de Chile desde fuera y desde hace mucho tiempo.

5. ¿Qué opina de aquellos comentarios que encasillan al Periodismo Turístico como una especialización superficial que sólo se dedica a mostrar lo “lindo” de los sectores atrayentes?

Creo que es razonable que se piense así porque en general el conocimiento que se tiene del turismo es limitado al punto de vista del turista. No se sabe que el turismo es una actividad económica que tiene incidencias culturales, sociales, políticas, etc. Entonces, lo que se sabe del “periodismo turístico” es lo que se puede leer en algunos medios y lo que se ve en televisión y que se restringe a la promoción de destinos. Si, además, se tiene en cuenta que en el verano en la televisión chilena lo que más se ve son mujeres semidesnudas en las playas… ese “periodismo turístico” vale bien poco.

La cuestión es entonces, cómo mostrar que eso no es periodismo turístico sino más bien parte de la función de entretenimiento de la información (especialmente televisiva), a la cual se añade todo el tema de deportes y farándula.

6. Al momento de viajar, ¿tiene algún consejo que permita realizar una aceptable descripción del lugar a través del periodismo?

Hay que informarse antes. Como lo hacen buena parte de los “gringos” que viajan por el mundo y muchas veces saben más que los malos guías turísticos. Como lo debe hacer un buen periodista que se informa antes de ir a reportear. Si voy sin ninguna información previa “compraré” lo que me muestren o me digan, como pasa en las conferencias de prensa en que el reportero no tiene idea de qué se trata y se limita a grabar las declaraciones del hablante y luego transcribe eso sin ningún contexto; no pregunta, no cuestiona, no interviene en la comunicación y se transforma en un mero repetidor de lo que le dicen.

Porque el problema es saber si sólo se quiere que yo “describa el lugar” o haga periodismo, que son dos cosas distintas. La mera descripción del lugar es algo simple, hasta podría hacerlo a distancia… pero si quiero hacer una buena nota, hablaré con personas, pediré que me cuenten historias, veré lo oculto o medio velado, indagaré para ser original, buscaré lo especial del lugar y no lo típico mil veces descrito.

7. En alguno de todos sus viajes e investigaciones, ¿le ha ocurrido alguna anécdota divertida que pueda contarnos?

En Brasil tuve que viajar desde Río de Janeiro, donde vivía, a Belo Horizonte para asistir a la inauguración de una Universidad de los Trabajadores (año 89 más o menos). Llevaba años allá y no tenía terno o ropa formal, pero debía ir formal porque estarían presentes Ministros y otras autoridades… Me compré un terno a última hora y me quedó tan corto de brazos que lo usé esa vez sin estirar mucho los brazos y nunca más. Andaba encogido y muerto de calor. Por suerte duró poco. En Río jamás usé ropa formal, terno con corbata… a lo más una chaqueta de esas que se arrugan y no hay problema.

También en Brasil una vez visité la ciudad de Manaos, capital del Estado de Amazonia, y fui a ver un zoológico para ver animales exóticos. Lo curioso es que me acerque a una gran jaula de monos y en vez de macacos había un grupo de soldados con uniformes de campaña aseando la jaula. Tuve la intención de tomar fotografías porque habría sido una imagen peculiar, pero mi temor trasladado desde Chile (era época de dictadura acá) pudo más y no saqué la instantánea… En todo caso aún guardo ese recuerdo.